martes, 23 de diciembre de 2014

César Calvo - Entrevista 1995 - Domingo Tamariz Lucar


CÉSAR CALVO - Entrevista (1995)
Domingo Tamariz Lucar

Julio Ramón Ribeyro, Chabuca Granda y César Calvo

- CUENTAME de la primera vez que hablaste con Chabuca. 

- La conocí en casa de Mané Checa Solari. Había una reunión. Creo que estaba Szyszlo, creo que estaba Blanca Varela, César Durand. Y entonces estaba Chabuca Granda, guapísima, muy hermosa. Sería el año '61. Entonces yo me le acerqué intempestivamente, y le dije: Señora, yo me llamo César Calvo. Me miró medio desconcertada, como preguntando ¿qué?, y yo le dije, sabe, quiero que me disculpe una cosa, yo soy mitómano de profesión. Entonces me miró con terror. Yo ando diciendo que la canción Puente de los Suspiros, que usted acaba de dar a conocer me la dedicó a mí; que yo soy el poeta ahí que la espera en el puente. Yo en esa época vivía en el Puente de los Suspiros, en la bajada, en el 363. Chabuca estaba asustada. Yo quiero pedirle un favor, no me desmienta cuando le pregunten. Y ahí empezó una amistad que no ha terminado nunca.

-¿Qué es lo que te cautivó de ella?
- Mira ve. Un hombre que conoció a Chabuca y no se enamoró perdidamente de ella, no es hombre. Tiene que haberse enamorado de Chabuca. Todos los que la rodeábamos la seguimos amando; hombres, mujeres y patos, estamos enamorados de ella para siempre. Y Chabuca tuvo el suficiente tino de darse cuenta que conmigo iba a ser una pérdida de tiempo lo del romance. Nunca lo aceptó. Me rechazó. Me dijo que prefería mil veces ser mi amiga toda la vida y no ser mi amor eterno de un solo día.

-¿Cómo se desenvolvió la amistad entre ustedes?
-Esto nunca lo he contado. Al comienzo me mortificó, me dolió en mi vanidad, pero después comprendí que era una mujer, además de hermosa, sabia. Porque andando el tiempo me demostró que era mucho más positivo, más bello para nosotros, ser amigos, entrañablemente amigos, y no efímeramente eternos.

-¿Cómo componía Chabuca?
-De la manera más diferente siempre. Pero era perfecta. Cuando decía esto ya está, ésa era una obra perfecta. Yo soy testigo de su evolución, más literaria que musical. Porque musicalmente ella es un genio de nacimiento. Si recibió alguna influencia, creo que es la de Pablo Milanés, a quien escuchó por primera vez el año '66, y a partir de entonces se puede ver un cambio en la melodía de Chabuca. No sé si una influencia musical en Milanés, pero sí un cambio en la dirección hacia donde iba el viento de Milanés.
Cuando Chabuca lo escuchó, me dijo éste es un genio. ¿Quién es? Yo le dije que es un profesor cubano. ¿Qué edad tiene? Tendrá 23 años. Casi se desmaya. Este genio está haciendo lo que yo he querido hacer siempre: los lied, donde la melodía varía de una estrofa a otra, no se repite nunca, varía según la letra, según la intención. ¿Tienes una foto de él? Yo tenía en la maleta una foto de Pablo, donde me está acompañando en la guitarra, yo estoy cantando en La Habana.

-No te creo.
-Yo era cantor. El era mi guitarrista. Allí está la foto, Pablo está acompañándome y yo cantando. Y otra donde está Pablo sólo cantando en una reunión en casa de María Luisa Salsamet, actualmente directora de la Casa Las Américas. Y entonces saqué la foto de Pablo, y Chabuca la puso en un marco de plata.

-Como poeta, ¿qué comentario te suscitan las letras de sus canciones?
-Los últimos temas que yo escuché en Chabuca ya no necesitaban ninguna observación mía. Yo antes le sugería, suponte, el segundo verso no está correcto, no hay un mismo nivel entre el comienzo y el final. Y ella se empeñaba y cambiaba y cambiaba, hasta que yo opinaba que estaba bien todo. Confiaba mucho en mí, como compositor y poeta. Las últimas canciones que me mostró eran poemas perfectos. Como letras solas eran perfectas. Yo le decía no hay nada que tocar, ni una sola coma. Has llegado a la cima de la perfección. Eso fue tres años antes de morir.

-Y la letra de ¿La Flor de la canela? Recuerdo que algunos deslenguados decían que en ella estaba la mano de Porras Barrenechea.
-En esa época yo no la conocía a Chabuca. Yo no puedo darte fe. Pero tengo entendido que la letra y música es íntegramente suya. A Porras Barrenechea lo quería mucho. Tengo entendido que ella le mostraba sus letras. Chabuca tenía dos ídolos en su casa: Raúl Porras Barrenechea, su padre, papá de Chabuca, y luego Dios, a los cuales se sumó Pablo Milanés.

-Tengo entendido que a Heraud le dedicó más de una canción. ¿Cómo explicas ese arrobamiento, digamos, esa exaltación, César?
-Le dedicó diez canciones a Javier Heraud. No lo conoció nunca personalmente, eso es algo que hay que contar porque la gente cree que eran amigos. Lo conoció a través de mis recuerdos y de la presencia de Javier en mi vida y en mi obra. Ella, entre 1963-64, no compone nada, enmudeció. Hizo suyo el drama de Javier. Después de un año la genial Chabuca Granda volvió a romper a cantar. Pero ya era otra voz, con la consabida, digamos ideología, que es lo secundario en un poema pero que existe. Hizo entonces Las Buenas Flores de Javier y después El Fusil del Poeta es una Rosa. Luego una canción que se llama "Silencio" para ser cantada; Una Canoa en Puerto Maldonado. Hizo diez temas a Javier.

-¿Cómo era Chabuca?
-No sé, hermano. El otro día, hablando con Elsa María Elejalde y César Lévano, yo dije una cosa que sostendré siempre, no podemos hablar de las mujeres porque cada mujer es diferente de todas las demás, y es diferente de sí misma, cada mujer es un mitin, un montón de gente, que varía de un momento a otro. Yo tengo la suerte de que la memoria me sea visitada todos los días por algunas de las Chabucas que conocí. Y me alegra la memoria y me la llena de sol.

-¿La acompañaste alguna vez a una gira al exterior?
-Una vez, por ejemplo, partimos rumbo a Río de Janeiro. Presentamos una canción. Compartí la letra, hice algunos reparos, y ella me puso como coautor generosamente. En realidad, puse cuatro o cinco palabras, pero ella era muy delicada en eso. La letra se llama El Barco Ciego, y está registrada supongo, salvo error u omisión de los hijos. La presentamos al Festival Internacional de Río. Viajamos con Patricia Aspíllaga, que la interpretó. Patricia por su belleza no necesitaba hablar. Ella ganó un premio como la más bella intérprete del festival. Patty es una de las mujeres más bellas y generosas que he conocido.

-O sea, acompañaste a Chabuca en más de una gira.
-Sí, hemos estado en Ecuador, en Buenos Aires, en Venezuela, allí es donde ella me presentó a Manzanero, que era muy adorador de Chabuca, y yo le presenté a un amigo mío que se llama Papillón. Chabuca quería conocerlo. Ya había presentado su novela, que fue un best seller. Cuando nos tomaban foto decía: yo soy el poeta Calvo y él es el delincuente. Desgraciadamente ningún fotógrafo avisado le tomó a Chabuca con Papillón.

-¿Por qué te negaste a hablar de Chabuca durante tantos años?
-Si antes no he querido hablar de muchas cosas de Chabuca es porque para mí era particularmente doloroso aceptar su muerte. Pero como el tiempo desgraciada y felizmente pasa con nosotros. Ahora yo puedo hablar de Chabuca como una maravillosa amiga que se ha ido de viaje y por el momento no está con nosotros.

-¿Cómo la definirías?
-¿Cómo se puede definir brevemente al Amazonas? Sabes cómo, zambulléndose en el río. Lamentablemente nunca me zambullí en Chabuca. Chabuca fue un río permanente que sigue arrollándome. No permitió que nadie se humedezca con sus lágrimas.

-¿Cómo recibiste la noticia de su muerte?
-Hasta ahora no la recibo. Alan García me llamó por teléfono. Me dijo ha muerto Chabuca, me dijo vamos juntos. ¡No, le dije, no voy a ninguna parte! No sé nada ni entiendo nada. Me fui a mi casa de Chaclacayo y me encerré. No vi a Chabuca muerta, no vi nada, ni la televisión, ni la radio. No sé nada, primera noticia la que me das.

-¿Qué hiciste durante ese tiempo?
-Me encerré. Me puse a leer, a escribir. Punto. No sé nada. Tú me acabas de dar una noticia que ahora tal vez pueda recibir sin dolor.

-¿Desde cuándo ella manifestaba ese terrible mal?
-Te doy un dato que nadie sabe. Meses después o dos años después de que Chabuca teórica y físicamente partió, me busca Alfredo Granda, que en esa época era presidente del directorio de Faucett, primo hermano de Chabuca. Me cuenta que él recibió un encargo de Chabuca horas antes de morir en Estados Unidos y que se olvidó o no supo dónde encontrarme. Te lo doy ahora me dice Alfredo. ¿Sabes qué pasó? Alfredo llegó a Miami y llamó al hotel donde habitualmente se aloja él y su hijo cuando estaban de paso por Miami, y pidió con Granda, o sea con su hijo, y la telefonista le dio Granda, con Chabuca, que estaba alojada en el hotel, por razones que la casualidad desconoce. Entonces Chabuca le dijo ¡Coco! En estos instantes estoy yendo al hospital, me van a operar dentro de unas horas. Justo a tiempo me llamas. Hazme un favor, apunta un teléfono. Es de la mamá de César Calvo. Dile a César que me despido de él. Entonces Antonio le dijo: no entiendo. El sí te va a entender. No te preocupes, dile que me despido de él... y colgó.

-Premonitorio.
-Fue su último... (la voz del poeta se torna inaudible).

-Finalmente César, a Chabuca ¿cuál de sus canciones la halagaba más?
-Yo creo que ella tenía pasión por todas sus canciones, como por todos sus hijos la misma pasión. A mí, especialmente te digo, la canción que me gusta más es Cantedurías. Cantero, cantera de cantedurías -(se pone a entonarlas). Cantero cantera de cantedurías -(canta con voz magníficamente modelada). Que si no me cantas ya no me cantedurías. (Hace un juego de palabras y dice:)

Todas las puertas cerradas, todas perdidas.
Todas las puertas cerradas, todas perdidas.
Todas las calles ajenas, sordas, todas sombrías.
Para picar la piedra, cantero, si está dormida.

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martes, 26 de agosto de 2014

César Calvo : Al César lo que es del César - J.P.L.

AMIGOS. César Calvo con el poeta Reynaldo Naranjo.

Desde la nostalgia un retrato de César Calvo en la voz de alguno de sus grandes amigos:
los poetas Reynaldo Naranjo y Róger Rumrrill.

Vivaz, juvenil,bondadoso,talentoso, enamorador.
Los adjetivos se desbordan 
cuando se trata de César Calvo (1940-2000). 
Sus amigos lo recuerdan como alguien que escribió, vivió y amó intensamente, entre gestos excesivos, arrebatos donjuanescos 
y brotes de genialidad.
Hijo del pintor César Calvo de Araujo 
y autor de una novela convertida en obra de culto, César Calvo 
es visto como el primer escritor que abordó de manera
profunda el tema amazónico. “Las Tres Mitades de Ino Moxo” 
es un viaje intenso por ese territorio de chamanes y descubrimientos a través de la ayahuasca.
“Es una de sus mejores novelas. Cuenta la vida de mi Maestro,
 el chamán Manuel Córdova-Ríos, uno de los más grandes curanderos amazónicos”, dice el poeta y periodista iquiteño Róger Rumrrill."Sus inmersiones en la Amazonía las realizó entre los años setenta y ochenta y fue el primero en mirar la selva desde desde adentro, desde el fondo mítico. En ese sentido fue 
un pionero, pues recién en el siglo XXI los escritores se van a interesar por este tema”, agrega Rumrrill.

Las Tres Mitades de Ino Moxo

ENCANTADOR DE SERPIENTES

Pero adonde apuntan más los recuerdos 
es a la inmensa personalidad de Calvo.
“Era un encantador de brujas, pero en este caso las brujas eran bellísimas”, ironiza el poeta Reynaldo Naranjo, 
quien vivió durante varias temporadas con César
Calvo entre Lima, Madrid, Valencia y París.
“El Calvo que yo conocí era un hombre exuberante,lleno de humor y vitalidad. Para las mujeres era irresistible. 
Era un encantador de serpientes,
además de excelente cocinero”, coincide Róger Rumrrill, quien dice que él era “una versión corregida y aumentada de su padre”, el pintor y también escritor César Calvo de Araujo, quien tenía fama de seductor y Don Juan.

LA REFRIGERADORA DE CHABUCA

Reynaldo Naranjo narra una anécdota que pinta de cuerpo entero 
a César Calvo:Reynaldo Naranjo narra una anécdota que pinta de cuerpo entero a César Calvo:
“Una temporada vivimos juntos en una casa de la calle Colina, en Miraflores. Era verano y no teníamos refrigeradora, entonces  recurro a Chabuca Granda, esa maravillosa amiga.
Ella me dice que podía tomar una de su restaurante que acababa de cerrar. Fui con un camión y me traje el artefacto a la casa. Pensé que todo estaba solucionado. Mentira.
Dos semanas después, volví de un viaje a Costa Rica y para mi sorpresa la refrigeradora había desaparecido.
Preocupado, busqué a Arturo Corcuera, quien me contó que César la había regalado a una familia de El Carmen apellidada Ballumbrosio. Él estaba prendado de una
sus integrantes y se había conmovido por los pocos recursos que tenían”.Naranjo cuenta que con el tiempo conoció a los maravillosos músicos y zapateadores en su casa de Chincha, y descubrió que en aquella casa no había energía eléctrica. “¡La refrigeradora de Chabuca estaba de ropero!”, evoca Naranjo, con una sonrisa.

UN VOLCÁN QUE ESTALLABA 

En el libro “César, siempre”, Juan Pedro Carcelén ha recogido testimonios de los muchos amigos del escritor. 
Libro de Juan Pedro Carcelén 
que recoge testimonios sobre el escritor.

 En uno de ellos, el músico
Manongo Mujica recuerda que en 1997, antes de un recital en San Isidro, Calvo ordenó a un estupefacto mozo servir copas en una mesa vacía.Entonces brindó por sus amigos fallecidos Manuel Scorza, José María Arguedas y Javier Heraud.
Manongo asegura que César era apasionado y vehemente, pero también tierno como un niño. “Era un volcán que estallaba, y sus convicciones eran absolutas”, apunta.
El 18 de agosto del 2000 ese volcán se apagó. Sin embargo, sus amigos lo siguen recordando con energía y vitalidad. Y Calvo alcanzó ese lugar que vaticinó el día de sus exequias el poeta Arturo Corcuera: “Con el tiempo, tu nombre ha de crecer 
hasta llegar un día a las estrellas”. JPL

El Dominical de El Comercio
Lima, domingo 17 de agosto del 2014
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Edita Dr. Guillermo Calvo Soriano de Lima - Perú

César Calvo : Recuerdo Fraterno - por Raúl Mendoza Cánepa

Hermanos.Guillermo y César Calvo gozando del Perú 3 Chile 1. Uno optó por la Medicina, el otro por la Literatura.

RECUERDO FRATERNO 

Ek Dr. Guillermo Calvo Soriano nos obsequia algunos recuerdos de su hermano César, un escritor notable y una vida para la leyenda. Anécdotas de la infancia, el César conquistador y su verdadero inicio en la escritura poética.
El Dr.Guillermo Calvo Soriano es médico pediatra de profesión y un admirador de la obra de su hermano, el poeta César Calvo. 
El 18 de agosto del  2000, el vate partió a su viaje final, 
los sentimientos fraternos llaman a la evocación. 

LA FAMILIA
¿Qué recuerda de la relación del poeta con su padre?
El pintor de la selva, César Calvo de Araujo, era muy mujeriego. 
Mi mamá Graciela se resentía calladamente, hasta que se enteró de la existencia de un hijo, Igor, casi de mi edad, lo que motivó que el padre dejara la casa. En 1949 viajó a radicar a Estados Unidos. César lo quería mucho. Cuando se fue se dejó crecer 
el cabello, pues solo se lo cortaba si era llevado por su padre al peluquero. Cuando ya era joven lo reencontró a su regreso, y más que como padre lo admiraba como artista y lo quería como amigo. 

¿Y cómo era la relación con usted ?
César me llevaba 5 años. En la infancia era una enormidad. Conmigo era muy protector. En la escuela fiscal “Pedro Tomás Drinot” N°414, del Jirón Moquegua, él estaba en quinto y yo en transición. Recuerdo que me llevaba tomado del cuello en los días de invierno. Un día se enteró que me había peleado con un compañero, desde entonces se daba su vuelta por el patio.
 ¡Santo remedio...!  
ESCOLAR. César Calvo alumno del Pedro Tomás Drinot

LA POESÍA
¿Cómo encontró Calvo la poesía?
Mi mamá enseñó a César a recitar a los cuatro años “Los Heraldos Negros”, de César Vallejo, para celebrar el cumpleaños del abuelo, don Víctor Fuentes Soriano. Ya adulto, César le decía a mi mamá que cuando recitaba a Vallejo, siempre tenía que resistirse a sacar las manos del centro de su pecho acompasando los versos, 
tal como le había enseñado de pequeño. 

Se dice que era un poeta precoz...
Alguna vez César contó que sus primeros versos los escribió a los doce años y eran plagios de José María Eguren. Contó que una tarde descubrió a mi abuelo, Víctor Fuentes Soriano, consagrado a sus siesta de verano. Entonces, le dio una pena horrenda verlo así, canoso, abandonado al sueño, indefenso. César fue a la azotea y conteniendo las lágrimas, contemplando un paisaje de techos ruinosos, escribió al abuelo una larga carta pidiéndole que no envejezca. Redactó la carta en verso y según su propia confesión ahí empezó a escribir poesía. 

PERIODISTAS
¿Usted conoció el periodismo por él?
En 1962, César enfermó de Tifoidea. Me pidió llevara su Certificado Médico al “El Comercio Gráfico” donde trabajaba. Hablé con don Manuel Jesús Orbegozo, quien me preguntó a qué me dedicaba. Le dije que estudiaba segundo año de Pre-Médicas en San Marcos, entonces me ofreció reemplazarlo.  Le dije que no sabía nada de periodismo. “Pero puedes aprender. Ven mañana a las  6.00 p.m”, dijo.  Me enseñó a editar las noticias cuando no había computadora...Aprendí a poner títulos, a escoger los artículos 
por afinidad, estilo,importancia,tema, y la diagramación, etc. Cuando César se reintegró me pidió que lo acompañara para despedirme. El Maestro Manuel Jesús Orbegozo me pidió que continuara trabajando, pero César se opuso. César me dijo que me dedicara solo a estudiar Medicina, que para eso trabajaba él. Era muy ingenioso, cuando me gradué de médico cirujano comentó que pasaba a ser mi hermano menor, 
ya que no podía ser mayor que un doctor.

CONQUISTADOR
Se dice que César desataba pasiones...
En Inglaterra, se puso a recoger fresas para ganar dinero. 
En eso se cruzó con una rubia. Se miraron. Se le acercó y le habló en inglés, francés, portugués, italiano... Nada. Entonces él le habló en el idioma universal del amor... Días después ella se despide en su lengua y le da una tarjeta. Estando en una reunión en la Embajada, hablando con un amigo diplomático, le enseñó la tarjeta. Era la Jefa del Departamento de Neurocirugía de una Universidad de Moscú. El amigo le dijo: ¿cómo has conocido gente tan importante?”. Otro día, estábamos en un camino de Paucartambo, con la camioneta malograda. César estaba recostado en el carro, cuando pasó un auto con dos gringas, que al verlo se detuvieron y se ofrecieron para llevarnos al Cusco. En el camino ellas decían animadamente “Cusco by night...”, esperando gozar de la vida nocturna. César solo las miraba. 
Ya en el Cusco, asomó su cara por la puerta de mi dormitorio y  me dice “Cusco by night...", con una mirada de inteligencia...

El Dominical  de El Comercio 
Lima domingo 17 de agosto del 2014
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Edita Dr Guillermo Calvo Soriano de Lima - Perú





domingo, 24 de agosto de 2014

Pedestal para Calvo - Enrique Sánchez Hernani - Dominical de El Comercio

La ingeniosa Vida de César Calvo

Pedestal para Calvo

Enrique Sánchez Hernani
César Calvo fue un poeta, narrador, periodista y aficionado al criollismo que amaba 
la vida por sobre todas las cosas. Su gran poesía le servía como emblema para navegar por esos mundos.
POETAS. César con el periodista y poeta Enrique Sánchez Hernani, autor de este artículo.

Como pocas veces en nuestra historia literaria, la leyenda urbana y personal se ha mezclado con los elogios a una obra poética vital. Es el caso de César Calvo (1940-2000), miembro de la Generación del 60. Calvo vivió y escribió con intensidad pareja.Sus mejores poemarios se reunieron en “Pedestal para nadie” (1975, 2010).
Allí figuran “Poemas bajo tierra”, “Ensayo a dos voces”(coescrito con Javier Heraud), “Ausencias y retardos”, “El último poema de Volcek Kalsaretz”, “El cetro de los jóvenes”, “Pedestal para nadie”, “Cancionario” y un poema largo considerado como lo mejor suyo: “Para Elsa, poco antes de partir”.
Como muchos, empezó a escribir poemas cuando estuvo en el colegio, en el Hipólito Unánue, donde el bibliotecario –el más tarde político Alfonso Barrantes– le prestaba tomos de Eguren y Vallejo. En la Universidad de San Marcos definió su vocación,tanto por la poesía como por la vida, abandonando los estudios. Luego fue periodista (a principios de la década del 60 trabajó en El Comercio, convocado por Manuel Jesús Orbegozo),activista de izquierda,guionista para televisión,asesor de Perú Negro, bohemio criollo y director de la filial de Iquitos del INC. 

Su fama de galán fue legendaria, así como el amor por sus amigos, y su simpatía y cordialidad.

PUBLICACIÓN.
Pedestal para nadie
Uno de los mejores libros de César Calvo.

RASGOS DE SU LÍRICA
Alberto Escobar, prologuista de la primera edición de “Pedestal para nadie”, pondera de Calvo sus “espléndidos broches metafóricos” y “las sugestivas asociaciones de ritmos que a veces son cortados, de modo abrupto, por la irrupción de lo inusitado”. Calvo, en su poesía, desplegó dos temas básicos: el amor a la mujer y la preocupación social, dentro de una voz de acentuado lirismo, de metáforas frondosas. 
El escritor Óscar Araujo cree que estas nacen un poco del surrealismo y más de la lujuria amazónica. Calvo, aunque nació en Lima, le gustaba decir que era de Iquitos, por admiración a su padre, el pintor yurimagüense César Calvo de Araujo. 
Sus primeros libros nacen heredando el acento de la poesía de Alejandro Romualdo 
y Juan Gonzalo Rose. Pero luego introduce el coloquialismo en sus versos, presente ya en “El cetro de los jóvenes” y “Pedestal para nadie”, y más tarde la cadencia de la música criolla, a la cual era tan afecto, en “Cancionario”, de una manera más radical que Rose. En gran parte de su obra, pero más en uno de sus últimos libros: “Como tatuajes sobre la piel de un río”, sobrenada el tema de la selva. Rodolfo Hinostroza,amigo y compañero generacional de Calvo, cree que entre las generaciones del 50 y del 60 (más en Calvo y Arturo Corcuera) la gran diferencia se halla “en la vida más que en la poesía”, pues los del 50, a su juicio, eran más conservadores, mientras que los del 60 “irrumpen en la escena literaria con ganas de cambiarlo todo”. Así habría que entender esa pasión de Calvo por unir poesía y vida, poesía y gesto social, poesía y romance.

CAMBIOS Y NARRATIVA
Un indicador del cambio generacional en la poesía de Calvo, pese a los parentescos ya señalados con la Generación del 50, podría ser que este, junto a Javier Heraud, ganan el premio El Poeta Joven del Perú de 1960, otorgado por la revista Cuadernos Trimestrales de Poesía, de gran revuelo entonces. Luego Calvo usaría su intenso periplo vital para provocar giros en su escritura, pero sin salirse del tronco lírico clásico.
El poeta también fue narrador. Sobre la base de una conversación, usando ayahuasca, 
con un brujo amazónico, el “shirimpiare” Ino Moxo, escribió “Las tres mitades de Ino Moxo”, una novela de aliento épico. Allí incorpora los saberes y decires de la Amazonía, y una visión del saber mestizo: Ino Moxo era hijo de un cauchero, raptado por los aborígenes amawaka para educarlo como su líder. Su último libro, publicado póstumamente, fue una narración –que incorpora novela, reportaje, poesía y mitos–, llamado “Edipo entre los incas”. Este libro es un diálogo crítico entre el psicoanálisis y los universos míticos de los Andes y de la selva peruanos, que desbroza con originalidad los caminos de las culturas masculina y femenina.

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Edita Dr Guillermo Calvo Soriano de Lima - Perú


martes, 19 de agosto de 2014

Porque no te has ido - por Helwa Gil Calvo



César Calvo (Foto de Eva Lewitus)
“Y me alegra la memoria y me la llena de Sol”

César Calvo.

El teléfono suena sobresaltándome. "Tu tío César está grave" fue lo primero que dijo la voz llorosa de mi madre cuando contesté. No pude articular palabra, la sorpresa y la pena me paralizaron. Ella siguió contándome de cómo te habían ingresado al hospital hacía unas horas, de tu operación de emergencia, de tu risa nerviosa al entrar a la sala de operaciones, de tu despedida coqueta a las enfermeras, de la septicemia que invadió tu cuerpo, del coma profundo del que nunca despertarías. "Voy al hospital a despedirme" dijo, rompiendo a llorar. Me dolió la garganta de aguantarme los sollozos. Le dije a mi madre que yo no iría, que prefería recordarte vivo. Y era así como quería verte en mi mente, como el de siempre, no en una cama de hospital con la vida que tanto amabas abandonándote inmisericorde, lleno de tubos y rodeado de aparatos que solo prolongaban tu agonía. Sé que lo comprendes.
Apenas dos meses antes, el cielo gris de Miraflores se recortaba sobre tu silueta alta y elegante, vestías un jean y una camisa a rayas, el bastón de siempre se apoyaba contigo en la acera, ese con el mango que dibujaba en plata una mujer desnuda. Bajé del auto a pasarte la voz, y cuando te toqué el hombro, me abrazaste como nunca, contento de verme. No te había visto muchísimo tiempo. Mientras hablabas y reías camino a Chaclacayo, se me encogió el corazón, de repente noté tu sordera, tu pelo cano, tus arrugas que no habían vuelto menos bello tu rostro, pero que sin embargo estaban ahí como una prueba de que el tiempo había pasado, me di cuenta en ese instante cuanto habías envejecido y recordé tu primer poema en donde le pedías al abuelo Víctor que no se hiciera viejo, y tuve ganas de decírtelo, de suplicarte que no te fueras, no quería que el tiempo te hiciera mella, no quería que la muerte se te acercara. Oculté mis repentinas lágrimas bajo mis lentes de sol. Quizás presentí entonces que ese era el último día en que nos veríamos. Después, nos divertimos en el almuerzo familiar por el cumpleaños de nuestra Gracie, tu querida madre a quien decías "chino" de cariño. Comimos delicioso, cantamos, nos deshicimos en carcajadas, fuimos felices en la famosa “torre”, bajo el sol. Seguro que lo recuerdas.
Parece mentira que casi han pasado ocho años desde que dejaste este mundo, ya nadie ríe como tú, nadie hace poemas de las sombras del corazón, nadie rima la luz de los ojos de los niños del Cuzco. Nos dejaste sin la cadencia de tus pasos subiendo los peldaños hacía tu cuarto de poeta. Ya no construyes embrujos de selva y prosa. Tantos años de esa tristeza asomada para siempre en los ojos de los que te queremos tanto.
Sin embargo, debes haberte dado cuenta que no has partido del todo, que aún se habla de ti como si te hubieses ido a un viaje demasiado largo, que tu perfume aún perdura en las habitaciones vacías de tu casa, en los libros que quedaron de la biblioteca que repartiste entre tus amigos. Aún se celebra tu cumpleaños todos los meses de Julio. Pareciera que en cualquier momento te vas a presentar en casa con una gran lata de mantequilla deliciosa y un pan francés “de izquierda”, como le decías a todo lo que considerabas excelente.
Aún soñamos con tus historias: las impresas y las que sabemos de memoria. Aún cantamos tus canciones y les enseñamos tus versos a nuestros hijos que creen conocerte desde siempre, ellos que aun nada saben y solo sueñan volando en estrellas de mar. Y por ti, solo por ti, descubrimos nuestra tercera mitad, una de las cuales está definitivamente ligada a tu nombre porque tú la inventaste.
Porque no te has ido, escribo esto que seguro leerás con una sonrisa.
Porque no te has ido, escucho tu risa, demasiado lejana, pero cierta.

Para César Calvo - mi tío Tata - en su cumpleaños.

HG - 24 de Julio 2008

lunes, 18 de agosto de 2014

César Calvo "Las Tres Mitades de Ino Moxo y otros Brujos de la Amazonía" Reedición



Presentación del libro de César Calvo
"Las Tres Mitades de Ino Moxo y otros Brujos de la Amazonía"

Tenemos el agrado de invitarlos al lanzamiento de la nueva edición de la novela 
Las tres mitades de Ino Moxo y otros brujos de la Amazonía, del recordado César Calvo.

Esta novela, cuya primera edición data de 1981, fue traducida al italiano y publicada por Feltrinelli en 1982, y traducida al inglés y publicada en 1995. 
No obstante su alta calidad literaria y el vívido retrato del mundo amazónico que ofrece, esta obra ha permanecido fuera de circulación en nuestra lengua durante más de tres décadas. 
Entregamos ahora, a los lectores del Perú, esta nueva edición de una obra destinada a convertirse en un clásico de nuestras letras, cuya incorporación al catálogo de PEISA nos llena de satisfacción.

Los comentarios sobre esta excepcional obra y el homenaje a César Calvo están a cargo de los distinguidos profesores Hildebrando Pérez Grande, Antonio Melis y Roger Rumrrill
Participa, asimismo, Rubén Gil Calvo, en representación de la familia del autor, 
cuyo natalicio se conmemora en esta fecha, 26 de julio.

Cámara Peruana del Libro.
Auditorio Blanca Varela de la 16ª Feria Internacional del Libro de Lima, 
FIL-Lima 2011, Jesús María.


Panel de Comentaristas


Vídeo

Presentación y Homenaje a César Calvo - Ediciones Peisa
"Las Tres Mitades de Ino Moxo"
Palabras de Rubén Gil Calvo, por la familia del poeta.


Sra Graciela Soriano de Calvo fue ovacionada por los asistentes
Las Tres Mitades de Ino Moxo
Fulgor y Hechizo de César Calvo 
por Hildebrando Pérez Grande


Vídeo

Sobre Las Tres Mitades de Ino Moxo de César Calvo 
Antonio Melis - Prologo a la edición Italiana 
de "Las Tres Mitades de Ino Moxo" de César Calvo
Dedicatoria al Dr. Guillermo Calvo Soriano


Vídeo

Sobre Las Tres Mitades de Ino Moxo de César Calvo 
por Antonio Melis

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Edita Dr. Guillermo Calvo Soriano de Lima - Perú

domingo, 17 de agosto de 2014

César Calvo en el Cervantes Institute of New York





Cervantes Institute of New York

211 East 49th St.
New York, NY 10017
(212) 308-7720

                                     

 

 THURSDAY SEPTEMBER 18, 2014

  Film Presentation by Linda Villarosa
                   6:00 – 6:55 pm                 
Dirge for a hug (Responso para un Abrazo) (1h 13’) 
Documentary by Nora de Izcue  (2013)
                                      Spanish dialogue with English subtitles
 Cesar Calvo, one of the great contemporary Peruvian poets and a member 
of the so-called Generation of the ‘60s, was one of those people who leaves deep impressions behind when they are gone. Thanks to his poetry, dazzling and moving, refined and musical; his work in prose, in which he highlights his love for the Amazon jungle, whose worldview he depicted masterfully; 
and an irresistible personality
 that led him to live each day as if it were his last, he has now become a legend.

César Calvo & Nora de Izcue

Lorry Salcedo
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Edita Dr Guillermo Calvo Soriano de Lima - Perú


lunes, 4 de agosto de 2014

Sobre Edipo entre Los Inkas de César Calvo




"Deconstrucciones discursivas en Edipo entre los Inkas 
de César Calvo"
"Discoursive Deconstructions in César Calvo’s 
Edipo entre los Inkas"
Cristóbal Cardemil Krause
Rutgers, The State University of New Jersey

Publicado en "Taller de Letras" 
de la Pontificia Universidad Católica de Chile

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Edita Dr Guillermo Calvo Soriano de Lima - Perú

jueves, 24 de julio de 2014

César Calvo - Estreno de Lujo - poesía audio y vídeo



César Calvo , Premio Nacional de Poesía del Perú declama "Estreno de Lujo", en su Cumpleaños,  24 - 25 - 26 de Julio,
gracias a la cineasta Nora de Izcue quien rescató la grabación 
en La Habana - Cuba.


Bajar como pps para oír la voz del Poeta.

Vídeo



Para ver el vídeo en pantalla completa click en
https://www.youtube.com/embed/O30d1TRQ_0w

Estreno de Lujo

En un cuarto de hotel, 
flores y moho de la aventura.
inventamos un inútil aroma, 
cierta casa junto al mar,
no la Luna. 

Una lámpara muerta estrena tu cintura,
resucita en el espejo,
alguien que no somos nosotros se fatiga
suenan cuerpos callados. Memoria.

Y tu duermes confiada mientras hablo
respiras lejos, desnuda, dolorosamente.
En medio de estos muertos que no se acaban nunca de morir
hace frío.

No el rumor de eucaliptos, de las olas
te despierta
y te cubro otra vez con fuego vano, delgado.

César Calvo

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¡¡¡ SALVE ...CÉSAR !!!

Edita Dr Guillermo Calvo Soriano de Lima - Perú

martes, 22 de julio de 2014

César Calvo: un pedestal para Nadie, para Ángel - Hildebrando Pérez Grande

Era la hora del antifaz y el peligro…
César Calvo


César Calvo y Alfonso Barrantes

En mayo de 1967, la Casa de las Américas publicó, en su Colección Premio, con una impresionante carátula diseñada por Umberto Peña, El Cetro de los Jóvenes, que había recibido Mención Honorífica meses antes en su prestigioso concurso. En este volumen dedicado a Javier Heraud, Luis de la Puente Uceda y Edgardo Tello, protagonistas de las luchas sociales en el Perú, en los inicios de la década del 60’, se encuentran los poemas “Viejo tiempo nacido bajo el cielo” (pags.15-16), “A la orilla del Drawa, alguna vez” (pags. 23-24) y “Palabras para un ciego” (Pag. 27). Estos textos los volvimos a leer en la edición de Pedestal para nadie (Lima, INC, 1975), volumen que reúne toda su producción lírica y en la reciente edición de este libro con el mismo título (Lima, Mesa Redonda Editores, 2010), que trae, además, un dossier gráfico y el manuscrito de un poema inédito. Con Pedestal para nadie, César Calvo (Lima, 1940 – 2000), obtuvo el Premio Nacional de Poesía en 1970. En estas dos ediciones, los poemas mencionados más otros cinco adquieren independencia y se incluyen como un cuaderno singular: El último poema de Volcek Kalsaretz (1965).

Desde sus primeros poemas César Calvo deslumbró por su lenguaje enjoyado, por la riqueza cromática de sus imágenes, por el velo de melancolía y apagada tristeza que expresan sus versos por el bien perdido, esto es: la infancia, el amor redentor, la armonía social así como por la tensión lírica que a ratos encrespa su escritura ante la soledad, el desamparo, la injusticia, el desamor, la muerte. Quien visite la poesía del autor de Ausencias y retardos, por otro lado, sabrá saborear un lirismo próximo al lenguaje onírico, a las ardientes playas del surrealismo subyugante. Y no debemos dejar de anotar su gran manejo del ritmo, y la musicalidad sensual con que el poeta seduce a sus lectores. Poesía, pues, de una imaginación calcinante, de una orgía verbal sin fronteras, de urgencias y demandas por un orden social más justo.

Cierta tarde, cerrando la década convulsionada de los 80’ en todo el Perú, horas antes de que César Calvo ofreciera una lectura de sus poemas en el Taller de Poesía de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, compartió con Alejandro Tamashiro y con quien suscribe esta nota, un secreto celosamente guardado por muchos años. El poeta nos hizo leer los tres poemas mencionados en el párrafo inicial y nos preguntó con cierto brillo travieso en sus ojos: “notan ustedes algo fuera de los común?” Después de leer y disfrutar las bondades líricas de su escritura, los dos dijimos que eran notables, conmovedores, incluso yo arriesgué lo siguiente: “A la orilla del Drawa …” es envidiable por su textura y riqueza verbal”.

Después de insistir si veíamos algo más “interesante” en dichos poemas, ya cansado por nuestros silencios, el poeta pidió un resaltador y con un entusiasmado que no pasó desapercibido marcó la primera letra de cada verso, entonces se podía leer claramente, empezando de arriba hacia abajo, consignas políticas de los años 60’. Sin contener su risa victoriosa exclamó:”Qué pasó, Tamita, no te diste cuenta, mira hasta dónde fuimos de clandestinos. Francisco estaría orgulloso de nosotros (se refería a Juan Pablo Chang Navarro, el “Chino” que acompañara al Che en Bolivia, pues con ese nombre lo conocíamos en el Perú). Y tú, refiriéndose a mí, poniéndose serio, dijo:” ¿Y a esto cómo se le llama en la universidad?”. Antes de que le respondiese ya me estaba abrazando para levantarme varias veces en el aire, como era su costumbre cada vez que andaba dichoso. En fin.

En la versión grabada de la conferencia que ofreciera César Calvo, en el ciclo “El escritor ante el público” el 9 de julio de 1974, en el Instituto Italiano de Cultura de Lima, que años después se publicara, el poeta confiesa que vivió: “cambiándome de nombres en hoteles de engañosa memoria, hasta que un día desperté sin distinguir en realidad mi rostro, perdido entre máscaras como un naipe en un mazo de barajas ajenas y gastadas”. Hasta donde sabemos, es a instancias de Chang que Calvo, a fines del 63, acepta incorporarse al ELN peruano. Y como tal tuvo que asumir varias identidades, manejar documentos de identificación con otros nombres. Otras máscaras, otro antifaz, como él mismo lo señalara en diversas oportunidades. El que más recuerdo es el de Ángel.

En la poesía latinoamericana es un tema recurrente la búsqueda de la identidad, la otredad, la alteralidad, la ‘persona’ que en el texto habla y el uso de la ‘máscara’ y los seudónimos, y los heterónimos es frecuente en nuestras voces más altas. Podríamos citar varios ejemplos, algunos de ellos increíbles, desde José Martí hasta Roque Dalton, pasando por César Moro y Juan Gelman. Ya lo decía Nietzche de manera rotunda: “todo espíritu profundo necesita una máscara” (acaso como Ino Moxo, el héroe de la espléndida novela de Calvo), para crear laberintos borgianos que nos llevan por rúas en donde el misterio, los espejos, las sombras atraen nuestra atención. Estas búsquedas para sortear las fronteras de la realidad y jugar con la ficción, descansan en un gran dominio del lenguaje poético. Al virtuosismo verbal que hacen gala estos poetas le agregan, unas veces el humor, la ironía y un gran sentido lúdico. Calvo es uno de esos maestros de la lengua y de la retórica en nuestro idioma, y como tal escribe en diversos planos: su discurso resplandece a flor de piel las más de las veces, y otras, más disimuladas, más secretas, esperan ver la luz un día.

Es el caso de estos tres poemas en los cuales César Calvo, prestándole su voz a Volcek Kalsaretz, sobreviviente del campo de concentración de Auschwitz, nos deslumbra y conmueve con la magia de su poesía: las formas discursivas modernas que el poeta maneja diestramente no duda en utilizar los acrósticos tradicionales para enviar otro mensaje, esta vez solidario, subyacente, digamos clandestino, enmascarado, a sus compañeros que no lejos de él combaten en otras trincheras. A contracorriente de los gestos de bohemia y de cierta frivolidad y desgano por la condición humana que hacía gala, Calvo, el otro, el mismo, por lo que recordamos, siempre asumió con mucha responsabilidad las tareas que le asignaba su organización política.

Pedestal para Nadie, para Ángel, para César. En el poema “Prosa de la calavera”, José Emilio Pacheco, escribe: “Como Ulises me llamo Nadie…Serena máscara, secreto rostro que te niegas a ver –aunque lo sabes íntimo y tuyo y siempre va contigo-, yo soy tu cara auténtica, la que más se aproxima a tus semejantes”. En este bello acierto del reciente premio Cervantes, reparamos en la obra fundacional del canon de occidente: los textos homéricos, y entre los héroes de Homero el más seductor: Ulises. Y con Ulises aparece Nadie, la máscara, el antifaz, la otra identidad, el rostro secreto. Desde entonces y acaso mucho antes, a la fecha, cuando menos se le espera reaparece en la literatura el invicto Nadie. Y entonces vuelven a surgir las máscaras, el antifaz, todos ellos fecundo en ardides (como Ángel, como César). Y la voz de la máscara no es una burda falsificación, es la otra voz, la distinta, la entrañable, la voz oscura y luminosa de la pluralidad de mundos que nos habitan.

Aquí están los poemas que alguna vez escribiera César, Nadie, Ángel:


VIEJO TIEMPO NACIDO BAJO EL CIELO
Viejo tiempo nacido en nuestras tumbas bajo del cielo
inerme, cuando la primavera tras de las alambradas era
un sol
verde comido por las ratas, y ni luz ni consuelo
a nuestro corazón encadenado, tú, viejo tiempo testigo,
no nos abandonaste, no nos abandonaste.
Largos fueron los días que atestados llevaban
a la muerte, como trenes , o largos como filas
de piojos,
sangre del árbol negro, la negra noche de Auschwitz
girando como trompo en la mano de Amán;
una llave caía, una estrella podrida, en la memoria;
eran entonces voces, pozos insomnes éramos
reunidos,
resecos, tapiados como el ojo de la felicidad,
inocentes y muertos y olvidados:
León Braiman, obrero, fusilado,
Luisa Piekaretz, niña, incinerada,
Alberto Goodman, médico, asfixiado,
Sergio Dannon, estudiante, estrangulado.
Volcek Kalsaretz, nadie, todavía.
Inolvidables muertos olvidados: más me hubiera valido
caer entre vosotros bajo aquel sol inerme comido
por las ratas.
Todavía los gritos me golpean la frente, como hojas
otoñales veo caer vuestros rostros acuñados por
el miedo,
roto ya para siempre como un dique el recuerdo,
inundado mi corazón de ciega luz, rebalsado como
un espejo
oscuro, me afeito en las mañanas, mi rostro no es
mi rostro, ya no
soy más, debajo de mi frente yazgo muerto mil
veces, me levanto,
ando al borde del ancho Amazonas por la tarde,
penosamente, como
si arrastrara mi cadáver, tu cadáver, oh tiempo
innumerable, eternamente.
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A LA ORILLA DEL DRAWA , ALGUNA VEZ
Era entonces la vida como una
jarcia al viento, en los altos establos o en la noche
el día de tus aguas
rodeaba mi corazón, y sobre ágiles campos de
cebada, tú,
cómplice de mi infancia, Drawa de labios húmedos,
inventabas los juegos y los cantos.
Todo nacía de tu mano azul, todo volaba,
oh río de ojos claros, como un claro milagro.
Detenerte no pude en esos años, cuando
el amable invierno te extendía como una blanca
súplica,
limosnero de mis pies y las estrellas,
infatigable y luminoso y cálido, duende
bueno girando en mi alegría bajo los altos pinos
enjoyados como esqueletos de astros; o en el
granero, tú y yo
recostados, prohibidos en el heno, hasta que las
agujas de los gallos
asediaban mis ojos y el sol se incorporaba
como un convalesciente entre los brazos, brazos de
invierno amable, pecho cálido, prestidigitador
omnipotente: entre tus verdes brazos que
no pudieron tampoco retener esos años, retenerme.
Negra y sedienta hoguera de la memoria en torno
a la cual danzan niños de ojos quemados,
crece hoy en tu lugar sobre las ruinas del
invierno. ¡Cómplice de mis cantos, Drawa de labios
húmedos,
oh río de ojos claros como un claro milagro,
ninguna huella dejan mis pies al recordarte:
al igual que tus aguas, el blanco tiempo del amor,
la infancia, se evaporó en los ojos de aquel negro
verano!
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PALABRAS PARA UN CIEGO
Pasa por este mundo como si caminaras en el
alambre de un circo lloroso, con el sol en la mano
ten cuidado, no se vaya a caer tu corazón,
recuerda que estás solo al borde de un abismo
insomne, y que al fondo de todo, nadie te
aguarda sino tú mismo, un pozo
oscuro, un ojo que agotó ya sus mares en mirarte.
Mírate
Usurpa el sitio de tu sombra,
entrégate,
retente en tu memoria,
ten cuidado,
estás solo.
Vuelve la frente: alguien te llama, sentado
en el principio de las cosas, te dice “anreteadiv” ,
no le creas, es uno que perdiste para siempre
cuando tus pies sostenían la tierra, avanza
entonces, llévate de la mano a las estrellas,
recíbete como un abrazo que olvidó su cuerpo
en el vacío, cierra los ojos y
mira: el sol pende como un fruto negro, córtalo,
ordena tu morir, ponte la boca,
sube a tu corazón, bebe los ríos claros de tu
sangre!